¿por qué maternidad?

La maternidad es el logro más duradero en la vida. Siendo una madre implica mucho trabajo y sacrificio y decisiones difíciles, como también mucho gozo, alegría y satisfacción. La relación entre madre e hijos/as pasa por muchas etapas; pero una vez madre, madre por siempre.

El papel de la maternidad.

Amar: El amor no es simplemente una sentimentalismo afectuoso. En la rutina diaria de cuidar de los niños, el amor es duro trabajo. La fuerza del amor materno sostiene a los hijos. Gracias al amor de nuestras madres reconocemos nuestro valor como personas, nuestro sentido  de ser, la habilidad de hacer bien nuestro trabajo, de amar y sentirnos dignos de amor.

Educar: La madre trata de aprovechar de las oportunidades para mostrar a sus hijas cómo ser personas amables. Sus preocupaciones por otras personas, sus palabras, actitudes y juicios son ejemplos poderosos. La educación en la fe es una de sus lecciones más poderosas y duraderas, que muchos de nosotros hemos recibido de nuestras madres.

Educar también es escuchar, y esto requiere  abertura de mente y corazón. Por ejemplo, los niños se expresan con palabras y gestos. La madre atenta que escucha  puede descubrir en problemas ocultos. El silencio en sus hijas puede ocultar la desesperación; rebelión en jóvenes puede ser una llamada por ayuda. La madre que escucha a sus hijos puede educarlos con más éxito.

Aceptar: Las madres no escogen a sus hijos. Es Dios que se los regala para cuidar con todos sus peculiaridades, dones y debilidades. Los niños no son ángeles, ni tampoco todos son iguales. Aceptar a los niños con todo lo que traen consigo, sin hacer comparaciones con otros, es la tarea esencial de las madres. Solamente con los consejos sólidos y amorosos de su madre puede un niño crecer y llegar a ser lo que Dios quería que fuera.

Perdonar: La madre tiene que perdonar a sus hijas por sus pequeñas molestias como por sus ofensas graves. Sin embargo, el perdón no excluye una justa disciplina. Algunas madres, para mantener la paz, ignoran comportamientos inapropiados y aun abusivos en sus hijas e hijos. Perdonar no quiere decir ser permisiva sin límites.

Enseñar de Dios:Por su ejemplo las madres revelan la faz de Dios. Por sus vidas enfocadas en Dios, por su fe en la oración, por su participación en la comunidad y en sus tradiciones religiosas, las madres dan a sus hijas e hijos una oportunidad para entrar en una relación personal con Dios.

Las madres no son perfectas.

Frecuentemente, idealizamos el amor de la madre, y nos olvidamos que no son perfectas. Las madres son seres humanos con todas sus faltas, sentimientos y necesidades. El mito de la madre perfecta no está basado en la realidad. Puede crear un sentido de fracaso en la mujer que se da cuenta de que no puede vivir según lo ideal. Las mujeres que tratan de ser super-madres con frecuencia terminan cansadas, y su fatiga las obliga a imponer exigencias en sí mismas y en sus hijos. Cada madre necesita apoyo; por eso, es tan importante para el bienestar de la madre y los hijos el apoyo de la padre y otros miembros de la familia.

Un premio merecido: Finalmente, juntos con las obligaciones de la maternidad hay compensaciones maravillosas. El ver a sus hijos madurar y desarrollar su individualidad y carácter es una grande satisfacción. Experimentar el amor de sus hijos es un premio enorme. Hay también los gozos diarios y momentos inolvidables llenos de logros y éxitos y altas esperanzas. Gozo y acción de gracias a Dios son la herencia más preciosa que el amor de la madre puede dejarnos.

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